50 años del golpe. Velero que refugió a Wilson Ferreira está fondeado en puerto de Juan Lacaze

50 años del golpe. Velero que refugió a Wilson Ferreira está fondeado en puerto de Juan Lacaze

27/06/2023 27/06/2023

El velero ‘Noelani”, que utilizaron el dirigente nacionalista Wilson Ferreira Aldunate y su familia para esconderse en la madrugada del 27 de junio de 1973 en Montevideo, fue comprado por un lacazino y hoy está fondeado en el puerto José Carbajal ‘El Sabalero’. “Cuando lo compré en 2020 no tenía idea de esta historia”, contó Javier Guarisco (en la foto junto a su familia).

Luis Udaquiola

“Muchos senadores habían dejado un teléfono para que se los llamara antes de comenzar la sesión. El senador del PDC Américo Plá Rodríguez, suplente de Juan Pablo Terra, dice que se impresionó al entrar en la sala del Senado; aquello le pareció ‘un velatorio, el velatorio de la República’, escribió Víctor Bacchetta en su libro 20 años después. Las historias que cuentan (Instituto del Tercer Mundo, 1993).

Según el relato del senador demócrata-cristiano, en el recinto de la Cámara Alta se habían congregado unos 60 diputados, parados en un semicírculo detrás de los sillones de los senadores. Todos en silencio, al igual que algunos asistentes desde las barras. “Era un silencio sepulcral”, dice Plá, porque se sabía que, a esa altura nada se podía hacer para impedir el avasallamiento de las instituciones democráticas.

A las O horas y 25 minutos del 27 se logró cuórum, gracias al senador Carminillo Mederos, quien asistió enfermo, contra las indicaciones de su médico. Comenzó así la 31a. Sesión Ordinaria-Extraordinaria, que sería la última de la XLI Legislatura. Asumió la Presidencia el senador Eduardo Paz Aguirre, por ausencia del titular, Jorge Sapelli, quien comunicó que estaba esperando una llamada del presidente de la República.

El presidente dio la palabra a Carlos Julio Pereyra, porque de acuerdo con la convocatoria formal, proseguía una exposición del senador rochense sobre “algunos aspectos de la política de Ancap”. El primero en pedirle una interrupción fue Wilson Ferreira Aldunate.

El dirigente de Por la Patria, sector mayoritario del Partido Nacional, dijo que era casi noticia de dominio público lo que calificó como “un triste proceso que finalizaría con la violación, por parte de Juan María Bordaberry, de sus juramentos constitucionales y un asalto a las instituciones y a las libertades públicas. Si eso llegara a confirmarse, como mucho tememos que ocurra, habría que decir -como es corriente en estos casos- que a Bordaberry y sus cómplices los juzgará la Historia”.

Y concluyó: “Los señores senadores me permitirán… y perdonarán que yo, antes de retirarme de Sala, arroje al rostro de los autores de este atentado, el nombre de su más radical e irreconciliable enemigo que será, no tengan la menor duda, el vengador de la República: ¡el Partido Nacional! ¡Viva el Partido Nacional!”.

Plá Rodríguez recuerda que, al comenzar la sesión, preguntó a Ferreira Aldunate cuál era su posición y éste le dijo que iría a “declarar la guerra al gobierno, por cielo, mar y tierra”, pero confiesa que el discurso del líder nacionalista lo decepcionó en parte. “Si en lugar de vivar al partido hubiera dicho ‘¡Viva la democracia!’ no tengo duda que, por su prestigio, todos se hubieran puesto de pie para aplaudirlo”, da cuenta el libro de Bacchetta.

(Izq.) Noelani es un nombre hawaiano que significa “rocío o niebla celestial”. (Der.) Pasadas las siete de la mañana del 27 de junio, los generales Esteban Cristi y Gregorio Álvarez encabezaron el ingreso al Palacio Legislativo que consumó el golpe de Estado (arriba). Wilson Ferreira y Susana Sienra junto a sus hijos Juan Raúl, Gonzalo y Silvia (centro). Fernando y Sol Guarisco Bentancor a bordo del Noelani en Juan Lacaze (abajo).

“En tanto se desarrollaba la sesión, llegaban rumores de posibles detenciones: Wilson Ferreira, Vasconcellos, Enrique Rodríguez, Juan Pablo Terra, Batalla, Carlos Julio Pereyra, etc.”, explica el propio Pereyra, quien acordó con Wilson qué “si salíamos del país, nos encontraríamos en Buenos Aires”.

Ferreira Aldunate hizo un intento de irse del lugar, frenado por algunos colegas, con el argumento de que la sesión quedaba sin cuorum. En un primer momento, el líder de Por la Patria permaneció, de pie, mezclado entre los diputados, pero algunos minutos después, se retiró igual, seguido por Carlos Julio Pereyra. Los dos principales dirigentes del nacionalismo salieron con la determinación de dejar el país. El presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Gutiérrez Ruiz, de Por la Patria, esa noche entró en la clandestinidad y tres días después viajó también hacia Buenos Aires.

Los funcionarios auxiliares del Senado advirtieron al presidente que no había cuorum para seguir la sesión. Se produjo cierto nerviosismo, porque era evidente que no había número suficiente. “Yo cuento que hay cuorum, ¡así que se acabó!”, declaró Paz Aguirre, haciendo caso omiso de la formalidad.

“¿Y tú qué vas a hacer?”, preguntó el senador Alembert Vaz a Ferreira Aldunate la noche del 26 de junio de 1973. “Mirá, yo me voy, porque no tengo vocación de preso”, respondió el interpelado. “Así sucedió cinco días después. Yo regresé a los 15 días y se acordó que Wilson -sobre quien pendía la principal amenaza- permaneciera allí. Comenzó desde entonces, una acción de resistencia desde el exterior y el interior, con frecuentes contactos”, contó el líder del Movimiento Nacional de Rocha (MNR). El senador Carlos Julio Pereyra salió por el Chuy, luego de un largo viaje en auto, por rutas poco frecuentadas.

Según la versión de Bacchetta, en la madrugada del 27 de junio Ferreira Aldunate se embarcó en el Puerto del Buceo hacia Punta del Este. Esa noche, desde un campo privado, viajó en avioneta a Buenos Aires, contó su correligionario y amigo, el senador Alembert Vaz.

El actual dueño del velero Noelani, el lacazino Javier Guarisco, supo por boca del anterior lo que se transmite de vendedor a comprador desde hace 50 años: que estaba amarrado en la marina tres del puerto del Buceo y había estado vinculado al comienzo del largo exilio de Ferreira.

Desde que lo supo empezó a averiguar, y descubrió que otras personas sostienen que “allí estuvieron más de una noche, incluso que pasaron como tres días. La salida del país iba a ser en el barco, pero esa noche un temporal lo impidió y tuvieron que conseguir unos autos que también salieron medio camuflados hacia Maldonado. Y de ahí parece que al otro día salieron en una avioneta”.

Guarisco tiene 40 años, es comerciante, y aunque no vota al Partido Nacional reconoce que siempre admiró a Wilson. En 2020 se convirtió en “el cuarto o quinto dueño” del Noelani desde su construcción en un astillero argentino, a pedido de un cliente uruguayo que “nunca le puso bandera uruguaya”.

Construido en el principio de la década de 1970, el Noelani nunca fue modificado. “Tiene el casco en fibra de vidrio y su interior de madera con muy buena construcción”.

Su vocación de marino proviene de la infancia. “Mi padre que ahora tiene 75 años tenía un bote y le gustaba salir a pescar, o sea que a los cinco o seis años yo ya estaba remando en la playa del Charrúa, solo, con el chalequito salvavida. Mi interés atravesó la adolescencia, es un lindo deporte, y hace unos 15 años pude comprar una embarcación a vela, pequeña y empezamos a disfrutarla en familia. Y ahí fui escalando hasta llegar a este velero con mayor capacidad. Cuando vos disfrutás con la familia se hace algo muy grato”.

Guarisco y su esposa, María Eugenia Bentancor, tienen dos hijos: Fernando de 14 años y Sol de diez. El mayor llegó a navegar en la categoría Optimist desde que tenía cinco años con muy buenos resultados, pero la pandemia “nos limitó y no pudimos hacer alguna travesía importante como pensábamos. Entonces me dediqué a hacerle mantenimiento, porque el último importante había sido en 1990”.

Su libro de cabecera es ¡Orza Vito! del argentino Enrique Celesia quien, con un barco similar, circunvaló América del Sur en solitario entre julio de 1995 y mayo de 1997, y actualmente construye su barco Vito Dumas con el que piensa dar la vuelta al mundo.

El Noelani está equipado para cualquier travesía. “Es un barco ideal para navegar en el Río de la Plata, porque no tiene mucho calado y en la costa argentina hay poco calado. En su interior tiene una altura de dos metros, lo que evita tener que andar agachado; comodidad para cinco personas, un baño compartimentado, una cocina, un motor interno diésel, o sea: muchas virtudes”.

Guarisco no descarta “un viajecito a Río Grande do Sul en Brasil” donde el velero ya visitó su costa en la década de 1980. “Navego con mi viejo y ahora con mi hijo: soy un afortunado”, evalúa. Cuando salen de paseo él pilota y su esposa no solo cocina: “También me llama la atención cuando vamos muy inclinados”.