Julio Escudero. En Nueva Helvecia la memoria persevera

Julio Escudero. En Nueva Helvecia la memoria persevera

30/05/2023 30/05/2023

“Cada vez que sonaba el timbre o llamaban por teléfono, nuestra madre pensaba que era Julio, a todos nos pasó”, recordó el sábado 27 el vecino de Nueva Helvecia, Artigas Escudero. “Mis padres se fueron de este mundo con la esperanza de ver a su hijo. Ninguno guardó rencor, ninguno tuvo espíritu de revancha”. El bancario Julio Escudero es uno de los casi 200 desaparecidos en Uruguay durante el terrorismo de Estado, y el sábado hubiera completado 80 años.

Luis Udaquiola

El cumpleaños en ausencia del neohelvético Julio Escudero fue recordado el sábado en Nueva Helvecia en un acto convocado por el comité “Nibia Sabalsagaray” del Frente Amplio, y este lunes en Montevideo por la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU).

Escudero desapareció en 1976 en Montevideo cuando tenía 33 años. Como su hermano Artigas es siete años menor, lo recuerda “cuando iba a la escuela N.º 40, al liceo viejo de Nueva Helvecia, y a cursar bachillerato al liceo Daniel Armand Ugón en Colonia Valdense”. En este último el padre de ambos fue profesor de filosofía.

También lo recordó “como una persona cariñosa, de buen trato, de acercarse a uno para hablar de los más variados temas; que le gustaba reír y decir chistes: diría que era el más jodón o bromista de los cuatro hermanos”. Los otros dos son Manuel y Margarita; Artigas aun guarda en su memoria la forma en que se distribuían en la mesa. “Diría que tenía un corazón noble y que era muy familiero”.

(Izq.) Braulio López, ex Los Olimareños en campaña “Imágenes del Silencio” (2020). (Der.) “Nos propusimos realizar este tributo sin más banderas que las de la verdad y la justicia”, dijo el presidente del FA, José Manuel Arenas (arriba). El acto se abrió con el himno nacional (centro) y culminó con el descubrimiento de una placa en la casa donde aun vive parte de la familia Escudero (abajo).

Así que completó el bachillerato Julio se fue a Montevideo a estudiar arquitectura, pero ganó un concurso de ingreso al Banco Transatlántico y resolvió seguir trabajando como bancario. Cuando aquel cerró, fue incorporado al Banco Hipotecario. Su hermano vincula “aquellos años fermentales” de 1960 y 1970 con la vocación social de Julio y su preocupación “que desembocaría en la militancia gremial y la afiliación al Partido Comunista”, donde fue referente en el área de formación. “Nunca usó armas, su pecado fue pensar y querer saber cada vez más”.

Su vida “familiar se fue anclando cada vez más en Montevideo”, donde “conoció a Rosa Martínez con quien después se casará y será su compañera por siempre (..) y tuvieron a Natalia, la hija deseada, querida y amada”. Natalia se casó con José Ramón Villasmil, tienen dos hijos -Paula de 24 años y Lucas de 18-, y actualmente viven en el exterior.

Julio Escudero fue detenido el 29 de octubre de 1976. “Hay un testigo que relató que viajaba con él ese mismo día en un ómnibus y que descendió en la parada del Hospital de Clínicas”. En febrero de 1977 las Fuerzas Conjuntas comunicaron que estaba “requerido” y, en diciembre, otras dos personas “atestiguaron verlo con vida y bajo torturas”. Una de ellas “vio por debajo de la capucha que un conocido militar represor y torturador tiraba la cédula de Julio sobre una mesa diciendo: este se fue al cielo”.

Recién hace 20 años, en agosto de 2003, la Comisión para la Paz instaurada durante el gobierno de Jorge Batlle, concluyó que Escudero murió a consecuencia de las torturas. Su hermano es partidario de mantener la memoria. “Tenemos que recordar y debemos contárselo a nuestros jóvenes”. Tomando como ejemplos el holocausto judío, la guerra civil española y el genocidio armenio, lamentó que en Uruguay se haya dicho “que no había desaparecidos y que teníamos los ojos en la nuca”.

Siempre apoyado a corta distancia por Sofía, su nieta de cuatro años a quien le pareció graciosa la referencia a los ‘ojos en la nuca’, Artigas Escudero concluyó: “Venga de donde venga la violencia es mala, hasta ahora el hombre no ha desarrollado mejor sistema que la democracia: que podamos decir nuestras ideas y que por ellas no tengamos que terminar presos”.

Dante Ackermann, Adolfo Drescher, presidente de AEBU, Elbio Monegal y Martín Rivero Escudero, sobrino del homenajeado, anoche en el conversatorio organizado por AEBU en Montevideo (arriba). Delegación de familiares y vecinos de Nueva Helvecia presentes en el homenaje de AEBU (abajo).

La concurrencia del sábado confirmó que el furor con que un sector de la sociedad neohelvética respondía a las ideas progresistas hace 50 años, quedó atrás. El presidente del Frente Amplio, José Manuel Arenas, recordó “aquella solicitada histórica contratada por un compañero en la década de 1970 y publicada por el periódico local, que por su valentía llena de lágrimas nuestros ojos, y de pronto nos anuda la garganta: Señor Director, decía el anuncio. Como no figuro en la canallesca lista negra conocida y distribuida en Nueva Helvecia, no obstante mi pública adhesión al Frente Amplio, por su intermedio reclamo a los anónimos y criminales autores de la misma, mi derecho y orgullo a figurar junto a humildes obreros y dignos profesionales que comparten mi manera de pensar”.

Arenas alentó a renovar, “más que nunca la esperanza, la fe y la alegría de un mejor mañana, por nuestro amor al Uruguay y su gente, por Julio, por su querida familia, por los que se fueron, y por los que vendrán”, y concluyó: “Sepan que desde algún lugar de esta tierra, aunque sea en la imaginación, y desde lo más profundo de su alma, y de su corazón, Julio nos estará diciendo: Mi voz la que está gritando. Mi sueño el que sigue entero. Y sepan que solo muero, si ustedes van aflojando, porque el que murió peleando, vive en cada compañero”.

Hace dos años Natalia Escudero divulgó su último recuerdo del padre: “El último día que vi a mi papá en mi casa, fue muy temprano en la mañana, recién se había afeitado, y tenía puesta su camisa celeste con la que trabajaba en el Banco Hipotecario, todavía olía a tela recién planchada”, rememoró. “Me dio un beso en la frente, me abrazó más fuerte de como lo hacía siempre y me dijo: ‘Cuidá mucho a mamá’, quien un año antes había quedado paralítica por una enfermedad”.

“Cuando todo pase voy a volver”, le dijo a su hija que tenía tres años y aunque ya pasaron 46 todavía puede “sentir el olor de su camisa”. Hasta sus 11 años “cada vez que tocaban el timbre corría esperando que fuera él. Entonces crecí, y lo entendí todo. Un tiempo después supe que en aquellos días le habían conseguido la salida del país, pero él no lo aceptó y sus palabras fueron: ‘Yo no me puedo ir y dejar a mi esposa enferma y a mi hija chiquita: si me va a pasar algo que sea en mi país’. Todavía lo sigo buscando, todavía lo sigo esperando”.

En diciembre de 2021 la Junta Departamental de Colonia aprobó un proyecto de decreto propuesto por el Frente Amplio, para modificar la ordenanza referida al nomenclátor y habilitar la posibilidad de nombrar “Julio Escudero” a una calle de Nueva Helvecia.