
Ronald Manzolido: Un retiro con las aves
29/04/2023Manzolido es un vecino de Nueva Helvecia que antes de que llegara el momento de jubilarse se puso a pensar en qué iba a dedicar el tiempo que le quedaría ocioso. Y desde hace unos 13 años le empezó a echar el ojo a las aves, en paralelo a otra actividad de la que es aficionado, la búsqueda de taperas.
Pedro González
Se dedicó durante años a la lechería para lo que se formó como técnico en la UTU. Después estuvo en Paraguay abocado a la producción de stevia que se apresuró a afirmar, es 300 veces más dulce que el azúcar que consumimos, y más sana.
Volviendo a las aves aclaró que solo estudia las de la comarca, las que circundan la zona. Por suerte, dijo, porque hay una cantidad enorme en esta región, en los departamentos de San José, Colonia y Soriano. Explicó que esto está justificado por la abundancia de semillas proveniente de la gran cantidad de cultivos. Dijo que su objeto de interés son las aves de tierra, pero que también se debe contar a las que llegan de paso, aves migratorias que se pueden ver en las playas. Son unas 508 especies entre las que viven y pasan por aquí, según datos que citó del ornitólogo uruguayo Gabriel Rocha.
El impulso y su motivación en este viaje
Recordó que solía observar las aves, y un día se dijo:― tengo que conseguir una cámara, ir más allá, empezar a estudiar. Pero no solo para archivarlas en la computadora, también hay que difundir ese material.
Una vez que tuvo sus primeras fotos, acordó con un comedor de su ciudad, Nueva Helvecia, para exponerlas al público. Esa muestra luego pasó por una biblioteca, que fue visitada por gurises de una escuela y ahí comenzó otro circuito. Explicó que las escuelas y los más chicos, era donde quería llegar, porque su objetivo transversal es la protección y conservación de las aves. Hoy aseguró que lo llaman todo el tiempo para que de charlas a los estudiantes. Señaló que el efecto de interés por las imágenes en un principio y luego por las charlas proliferó. Se ha creado una red de personas interesadas que comparten material, subrayó.
Denunció que detrás de las aves hay un tremendo negocio y que gracias a las maestras y maestros han logrado llegar a los niños para informarles y que el resultado ha sido muy grato. Algo de lo que se ha logrado es que ya “no se vean más hondas, ni tampoco las chumberas que aparecieron más tarde”. Aseguró que “a los que se dedican al negocio ilegal de caza y venta de aves les vamos de punta haciendo las denuncias que corresponden”, y relató con orgullo haber rescatado de una casa unas 180 aves secuestradas en condiciones terribles y luego liberadas por la policía.
Proliferación y frutos (a veces inesperados)
Luego se vinculó con la organización no-gubernamental (Ong) “Mirando al Colla” de Rosario, de la que dijo que es una “tremenda organización”. Se pusieron a trabajar en las escuelas y con veteranos, llevando sus charlas también a las residencias de ancianos. Insistió en que al final lo importante es el traspaso a los más chicos y que esos veteranos tienen nietos a los que pueden trasmitir lo que en los encuentros se dice. En colaboración instalaron cartelería de aves en la zona del Colla, que es utilizada en recorridas con los gurises.
Todas las actividades son gratis afirmó. Se programan, él se encarga de dar la charla y siempre va alguien de la organización, detalló. “En zonas rurales a veces almorzamos y conversamos con los chiquilines”, “pero no comemos la comida de ellos”, aclaró. Generalmente la Ong también lleva algún presente para los escolares, relacionado a “Mirando al Colla” o a las aves. Dijo con entusiasmo que en las escuelas le regalan alguna cosa hecha por los niños que le ponen muy contento. A modo de anécdota recordó que en una de sus salidas del año pasado encontraron una caparazón de Gliptodonte en un monte nativo, al lado de una cañada en la zona de Rosario. A raíz de ello le tocó trabajar en su rescate durante una semana, junto a los paleontólogos llegados desde Montevideo encabezados por Richard Fariña. “Andando por esos montes y cañadas uno se encuentra con un mundo tremendo de aves, que a uno le hace sentirse bien en la vida”, dijo.

Sobre las aves, debajo
Manzolido aclaró que todas las aves son pájaros, pero no todos los pájaros son aves. Los pájaros que no entran en la categoría de aves son aquellos que si bien tienen alas, no han desarrollado la capacidad de volar. E ilustró que es el caso de la gallina y el ñandú, entre otros.
Denunció que hoy quedan unos 300 cardenales amarillos en libertad y que están en peligro de extinción, “con seguridad hay más del doble en cautiverio”. Se los puede ver libres solo del Rio Negro para arriba. El cardenal azul está en una situación un poco mejor, hay más, pero aún así es preocupante, indicó. Sin embargo el de copete rojo, que hace 20 años se veía muy poco, hoy ha retornado gracias al trabajo en defensa de la naturaleza que se hace, y se los ve por todos lados.
Por otra parte dijo que hace una semana se encontraron dos tucanes en el balneario Kiyú del departamento de San José, una especie cuya migración seguramente responda a las políticas de desprotección en su región de origen. Y con asombro agregó que también se pueden ver monos aulladores en el norte del país. Están bajando de Brasil que ha sufrido un descontrol en el cuidado de la fauna y vienen buscando tranquilidad, “increíble”.
Él viajó una vez al norte, pero para ver a las urracas, “son de un belleza sin igual, en azul y amarillo y tienen unos ojos espectaculares”. Sumamente sociable y atrevida, se te vienen encima si estás comiendo, expresó fascinado.
Aves de la comarca
Consultado por el gorrión, dijo que no es autóctono y que seguramente algún casalito llegó con la migración de españoles. Se procrearon de una manera impresionante, aseguró. “Lo respetamos, pero es parte de otra cosa”.
Del hornero dijo: “más símbolo que ese no hay, es que ¡hay que verlo trabajar!, su nido es una obra de ingeniería, la puerta siempre esta del lado donde los vientos no son comunes”. Y agregó que dependiendo de la cantidad de material que dispongan tardan entre 15 días y seis meses en construirlo. Indicó que siempre lo hacen en pareja, y que existe el mito de que uno trabaja y el otro no, y que no trabajan en días feriados, agregó riendo. “Arman un nido, allí ponen los huevos, tienen sus crías y se van. Luego ese nido es parasitado por otras aves como gorriones, halcones o doraditos e incluso hasta por alguna serpiente”. Dijo que hacen un nuevo nido en otro lado, y que son aves de un solo cónyuge para toda la vida. Igual que el Chajá, que es otro símbolo uruguayo, “se muere uno y el otro, muy cerca en el tiempo también se muere”.
Añadió que junto al Teru Teru son parte de la idiosincrasia de nuestro país, y que se los conoce como “el timbre del campo”. “Mas buchón que el Teru y el Chajá no hay, movimiento que notan, griterío que arman”. Del Teru Teru apuntó, tiene unas púas en las alas que no son para atacar sino que las usa de modo disuasivo. Señaló que siempre se encuentra alguno en las canchas de futbol, y planteó como una disyuntiva difícil de responder “¿quién apareció primero: el Teru Teru o la cancha de fútbol?”. Agregó que son muy elegantes en el “ritual de amoríos”, en la manera en que abren las alas y los sonidos que lanzan. Acotó que en el techo de su casa vive una pareja desde hace muchos años, y que como allí tiene agua y juncos, los pichones se crían en el techo de un vecino.

Acerca del colibrí señaló que es un ave fundamental de la naturaleza, como la abeja para polinizar, en su caso flores. En su casa dijo tener un rincón donde les deja comida y agua y que el día de esta entrevista pasaron ocho. “He llegado a ver hasta 50 juntos, momentos en las tardecitas de febrero y marzo que llegan como una nube; son muy agresivos entre sí, y ¡cómo cantan!”. Manzolido tiene un aparato como un radar, donde observa su vuelo, los escucha y los graba. “Lo usamos cuando salimos con los niños al campo”.
Manifestó una preferencia por las lechuzas y recordó una anécdota: “Una familia de Cufré prendió la estufa de su casa y cayeron dos pichones de Búho de Campanario, uno murió y el otro me lo trajo una amiga bichera para ver qué se podía hacer. Podemos intentar salvarlo, le dije”. Cuando estaba empezando a extender sus alas “notamos que algo andaba mal: resultó que al caer se le quebró una y formó callo lo que le imposibilitó volar para siempre”. En la veterinaria le ofrecieron dos posibilidades, sacrificarla o mandarla a una reserva, y “a pesar de que estoy en contra de las reservas, resolvimos llevarla a la reserva Tálice en Flores. Seguramente ande correteando por ahí”.
Debe llevar salvadas cerca de 15. Dijo que los productores rurales cuidan mucho a las lechuzas. Pero también hay quien las combate porque dicen que son bichos de mal agüero. La realidad es que las lechuzas realizan una limpieza de reptiles, cascarudos, “limpia todo”, aseguró. Es un ave que tiene una predisposición a cazar de noche, cuenta con un plumaje ‘silencioso’ y vista adaptada a la oscuridad. Sus cámaras trampa le han permitido hacer rescates de crías de lechuzas, y las imágenes recogidas se utilizan luego para las charlas. Agregó que es un ave muy sociable y por eso se adaptan a vivir como mascotas sin encierro.
El fin del vuelo
Las aves en libertad viven unos 17 o 18 años, aseguró. En cautiverio viven más, porque están alimentadas constantemente y no son perseguidas por otros animales, pero lamentó que no vuelen. “Mucha gente cree que cantan de alegría, pero seguramente sea por dolor, no le quepa duda”. Y aventuró: “¿Dónde se van las aves cuando mueren? Decimos que se van, yo no soy creyente, en busca libertaria volando vaya a saber dónde”.
Manzolido se ha convertido en un referente de la zona y es buscado cada vez que algún vecino se enfrenta a una situación de riesgo por un ave lastimada o atrapada, lo cual le “pone el pecho ancho”, reconoce. “Las aves no tienen voz, no podemos comprenderlas del todo y es necesario ponerse de su lado, protegerlas”.
Cada pájaro tiene su canto, que cambia según la época, indicó. “A veces están medio apagados, a veces su canto retumba”. Insistió en que nos rodean y para verlos no hay que gastar plata: hay mucha gente que viene del exterior a buscar imágenes de las aves de aquí. Reflexionó que es una forma de turismo que puede generar posibilidades económicas, y para avistamientos recomendó, mejor en primavera, visitar los Esteros de Farrapos en Rio Negro.
Finalmente ser refirió a la prohibición de ingreso al monte nativo del predio donde se ubica el Molino Quemado. Recientemente se enteró que una familia de carpinchos con cuatro crías que cuidaban, ya no están, “marcharon”, lamentó. “Es un dolor, pero no soy de entregarme. Ya me estoy pareciendo a un viejo anarco”, dijo riendo. Quien esté interesado en seguir las publicaciones de Manzolido puede buscarlo en la red social Facebook.