
Un Gepetto gallego detrás de un bazar en Carmelo
24/10/2022Cuando el desarrollo de un oficio como la carpintería se ejerce durante años para el sustento económico y en un determinado momento se combina con la necesidad de expresar los sentires mas profundos, es probable que de esta unión se abran paso un sin fin de obras únicas y sublimes. Para constatar las afirmaciones precedentes basta con visitar el museo de la madera en Carmelo y conocer la historia de José Castro González, de la que ofrecemos una acotada reseña a modo de presentación para quienes aun no la conocen.
Pedro González
En el hotel “El Muelle” en el que me hospedaba durante mi estadía en Carmelo, Rosina me recomendó visitar el Museo de la Madera. Lo describió expresando que estar allí era como estar en otro mundo. En sus palabras y gestos intuí que se me revelaba una verdad, y sin mediaciones decidí visitarlo.
Al llegar al numero 373 en la calle Zorrilla de San Martín, me encontré con un comercio tipo bazar, entré, y una mujer me informó que el museo era al fondo y que su marido era con quien tenia que hablar. De inmediato desapareció por un pasillo y al rato volvió con José.
Venía de su taller, despacio, con aplomo, ese que te deja el estar sumergido en una tarea que te apasiona.
De Galicia a Carmelo
José tiene 83 años y llegó a Uruguay antes de cumplir 20. Originario de Galicia dijo que ya había una comunidad instalada en Montevideo con muchos amigos y gente conocida. Al inmigrante lo recibía la comunidad residente y el trabajo que ofrecían los gallegos era en la CUTCSA o en el sector de la hostelería. A diferencia de los vascos que llegaron y “se fueron al campo a trabajar en la lechería y eso”, ellos se abocaron a la cuestión comercial. La causa de tanta inmigración era el fin de la guerra mundial que había destrozado a Europa. Y Uruguay, recordó, estaba bastante bien. De Europa dijo que: “baja y se levanta enseguida, tiene mucho poder, y son de exigir lo máximo”. Una reflexión que viene a cuento para entender su contexto hoy.
La llegada a Carmelo se da luego de residir en Montevideo donde sumó 45 años al frente de una carpintería en el barrio Colon, siete años más en Buceo y 15 años en los que tuvo un comercio de venta en la calle Mercedes entre Cuareim y Rondeau. Tenían su propia casa, pero había muchos robos en el barrio y la familia de su compañera vendió un campo, lo que les permitió comprar una casa en Carmelo, que tuvieron que arreglar toda porque estaba muy mal, aseguró. Cuando llegaron no conocía nada ni nadie, y aun no conoce mucha gente debido a que permanece en el taller trabajando.
De la actividad en Carmelo dijo que durante un tiempo hubo un auge por la papelera, unas 800 personas estaban trabajando allí y las casas se alquilaban a buen precio, pero fue un periodo corto. Sobre el turismo, que antes llegaban argentinos, pero siempre fue ‘mucho cuento’ aseguró. En la ciudad hay ganas, gente preparada, pero está flojo. El museo se llenaba en un momento pero “llegó Macri y chau, es algo que no se dice, el peso argentino ya no valía nada”, hoy llegan desesperados con el cambio del dólar. Carmelo no está dolarizado como Argentina y él prefiere que le paguen con pesos uruguayos.
El trabajo, antes y ahora
Entrando al museo, me dijo: “acá hay mucha cosa, hasta el fondo”― mientras señalaba a lo lejos. El lugar está repleto de objetos de madera moldeada y pintada recreando situaciones y expresiones de una variedad sorprendente. El otro mundo, el de José se manifestaba al fin. Al verme ensimismado aseguró: ¿Es trabajo verdad? Y siguió “cuando empecé a trabajar lo hice porque no había otra cosa, y un poco me gustaba. Me dijeron:― tenés que hacer esto. No había para elegir nada”. Reflexionó que si tu le das a elegir a un muchacho, hay una apertura de vida, “pero yo no tuve opción, nadie tenía opción” aseguró sobre su niñez. Se recuerda como un chico muy inteligente, que cursó lo que se denominaba una primaria ampliada y remarcó que “podría haber hecho cualquier otra cosa”. En esa época había un problema, las mujeres no estaban integradas, “imaginate que la mitad de la humanidad no trabaje, es decir, hacían las cosas de la casa, la mujer siempre trabajó a la par del hombre”. Ilustró que se hacían cargo de los niños, lavaban a mano, “hoy nadie lava a mano, las cosas cambiaron mucho”. Por ejemplo, dijo, “hoy mi señora fue y compró unas tartas, no tenía ganas de cocinar”.
Siguiendo en esa línea dijo: “Yo me acuerdo hace años venía la UTE y abría una zanja para pasar un caño, y contrataban a 300 sin oficio, pero siempre había un trabajo, esos hombres mantenían un hogar”. Observó que hoy ese trabajo no existe, que hay que especializarse en algo y trabajar los dos, porque sino, no alcanza. Además, la mujer quiere trabajar afuera, porque el mundo cambió. Pero antes solo con el sueldo del marido vivía toda la familia. La tecnología ha avanzado mucho y esto está muy bien, “lo que no veo es la ganancia, porque hoy un obrero del campo trabaja en un tractor todo el día y rinde por diez hombres y resulta que no gana ni para mantener la casa”. Reflexionó: “la plata está en manos de cuatro y no tiene nada que ver con el trabajo y te convencen para que pienses lo que les conviene, la regla es esa”

El proceso creativo
La creación de sus piezas comienza con el dibujo, me confió, que surge espontáneamente. Dijo: “Yo hago muchos dibujos, miles, hoy si hice diez es poco, me gusta más que hacer esto”―señalando sus obras. La madera es una parte del proceso. Su inspiración son cosas cotidianas, que luego pasa al papel mediante el dibujo y termina en la madera, modelada y coloreada. Aseguró que todo el mundo puede hacer cosas y que el artista es un inventor, “crear lo que te salga de la cabeza, lo que no existe, eso lo haces tu, ese es el trabajo artístico”.
En ese momento llegan visitantes, que son recibidos por su hijo Alex, de unos 20 años, que al pasar saluda con simpatía. José, dijo que antes venía mucha gente y que “ahora se ha paralizado por lo que pasa en Argentina”, y que no hace publicidad ninguna, que hay otra gente que se encarga, y que siente que el museo está yendo a mas. Los visitantes llegan a través de operadores turísticos que recomiendan la visita y aseguró que si se busca en google se llega. Esto se debe a que el 100 por ciento de la gente se lleva una sorpresa y que eso es lo que a él le interesa. Aseguró que es una cuestión profesional “no es ego ni nada, si tu haces un trabajo tiene que estar bien”. A través de ellos se valora su persona y su profesionalidad. Enfatizó que él es carpintero y que lo de artista es una parte del oficio, como lustrar, hacer muebles, o lijar. Lo que la gente ve en su obra, es él, por eso tiene que hacerlo bien.
Las herramientas que usa son todas manuales “de máquinas nada, solo para cortar una madera o algo así”. No tuvo instancias de aprendizaje más que para el el dibujo, “dibujaba bien pero el estudio es otra cosa, la perspectiva y todo eso”. Cursó en una academia nocturna mientras trabajaba en Montevideo, dijo que necesitó el dibujo técnico para hacer las cosas bien. Ha hecho exposiciones puntuales pero ya no más, que está mayor y si alguien quiere mirar las cosas que hace, que pase por ahí [refiriéndose al museo].
Sus obras no están a la venta, solo en Punta del Este, señaló. Dijo que tal vez cada tres años con un amigo puede ser que haga alguna muestra, pero ya hoy es difícil “Cuando empecé hacía todo, me daban lugar e iba, en San José, Colonia, Punta del Este, la exposición mas importante fue en China”. Esa valió por todas las demás, dijo, “China es China y las obras que hice las compró el Estado”, tienen poder y otro nivel de vida distinto, la mejora allí ha sido muy grande, aseguró.
En relación a esto agregó: “A mí me llamaron de Estados Unidos para representar a Uruguay, porque vieron una obra mía y la muchacha que me llamó me dijo que estaba en condiciones de competir con los africanos, que son los mejores a nivel mundial, y le pregunté si podía ir en representación de España, porque conocía un escultor de acá y que sería bueno que fuera él por Uruguay. Fuimos los dos, él es un amigo mío y con esto se le abrió un mundo”. El evento en el que participaron fue el Día Mundial de la Madera que ese año se realizó en Beijing y se celebra cada 21 de marzo coincidiendo con el día mundial de los bosques.
Gran parte de su inspiración viene de su origen gallego enraizado en la cultura celta, pero hay de todo, aclaró. Dijo que todo le sirve, pero más que nada las personas que tienen una vida histórica. “Para mi una persona rica puede ser una persona que esta mendigando en la puerta o un drogadicto, pero que tiene una vida rica, mientras que de otros no sacas nada, me inspiro principalmente en la gente de abajo”. Sobre su obra le han dicho “qué pelotas tiene usted, esas pavadas que hace”, y sobre cómo le hacía sentir dijo que le da risa, que es ignorancia. Ilustra: “Cuando llegué hace 11 años hice un Quijote, y uno preguntó quién era y otro respondió:― ‘ah no sé, debe ser Artigas’”. Evaluó que mucha gente va al liceo pero no sabe un ‘carajo’, que hay que poner ganas. Acerca del uso de la internet dice que le interesa para buscar a quienes organizan competencias de esculturas de madera, “hay amigos con los que nos comunicamos por ahí”.
En relación al futuro del museo cuando él no esté, dijo: “No sé qué va a pasar con esto, ni me preguntes”. El problema, confió, es que no puede darle algo a quien no le interesa”.
Con la llegada de visitantes nuestra charla se terminó porque sus palabras forman parte de la experiencia interactiva de la visita al museo. Una visita que se transforma al cruzar la puerta en un viaje profundo que atraviesa océanos y culturas, emociones de otros tiempos que mediante la mano experta del autor viajan hasta hoy. La madera es el vehículo y el dibujo es el mapa de las emociones allí plasmadas. Un deleite sensorial al que Rosina, cumpliendo con un mandato que impone la belleza me trasmitió y ahora expando.
excelente. soy hijo de gallegos y sì, la constricciòn al trabajo es su principal fuerte. no importa en què actividad la desarrollen. y es difìcil seguirles el tren en cuanto a la resistencia y dedicaciòn al trabajo. son las raìces celtas. Ejemplo de gente honesta y trabajadora. un saludo desde enfrente (Argentina).
Carlos Feijòo Patiño.
Gracias por tu comentario Carlos, Saludos!