Scouts lacazinos, sirviendo desde hace 80 años

Scouts lacazinos, sirviendo desde hace 80 años

29/08/2022 29/08/2022

El grupo Scout N°1 José Gervasio Artigas de Juan Lacaze cumple 80 años. Conversamos sobre su historia con referentes veteranos, y sobre el presente y las actividades conmemorativas con su jefa Micaela Chiovino.

Pedro González

Chiovino (27) contó a LVA que el 3 de mayo, día del aniversario, se hizo un fogón en la sede Scout y allí se reunieron los integrantes del grupo y compartieron una comida. El día 7 repitieron fogón pero en esa oportunidad el fuego se hizo más grande para convidar a familiares y a la comunidad. Los jóvenes acamparon en el local y al día siguiente se realizó una cacería por toda la ciudad.

La celebración continúa los días 15 y 16 de octubre con invitación a grupos scouts de todo el país para un campamento que se desarrollará en la plaza de deportes. Se realizarán talleres y actividades a cargo de educadores locales, y se estudia la posibilidad de organizar un espectáculo artístico por la noche, para lo que podrían solicitar apoyo a la Intendencia de Colonia (IC), o invitar a agrupaciones musicales integradas por ex scouts, adelantó.

El campamento coincidirá en fecha con la realización del Jamboree en el Aire, un evento organizado por la Oficina Scout Mundial que reúne a grupos de todos los países y “del que se participa cada año”, explicó. Originalmente se realizaba solo a través de radioaficionados (JOTA) pero hace unos 20 años se agregó una modalidad de encuentro por internet (JOTI).

Los organizadores del Jamboree en el Aire proponen actividades para compartir entre los participantes: un bingo, talleres de comunicación, morse (mensajes con luces), semáforo (mensajes con banderas) entre otras, que se suman al intercambio de experiencias con pares de distintos rincones del planeta. Se realiza todos los años a nivel mundial el tercer fin de semana de octubre.

Chiovino reflexionó que se podrían realizar más actividades ya que en otros aniversarios se invitó incluso a grupos de países vecinos, pero todo depende de la cantidad de referentes con los que se cuente: al ser una actividad no remunerada por momentos somos pocos, lamentó. El aniversario fue declarado de interés por la IC y el Municipio de Juan Lacaze.

Estilo de vida

En estas ocho décadas han pasado por el grupo Scout N°1 muchas generaciones de lacazinos. Algunos han trascendido lo generacional, amarrándose a cada patrulla y su incursión en el movimiento duró muchos años. Es el caso de Mauricio Lovisetto (50) que ingresó en 1982 a la tropa (11 a 14 años) y paso por todas las etapas llegando a ser jefe de grupo entre 1999 y 2000.

Si bien hoy está retirado, sigue formando parte de lo que denominan grupo de apoyo. Asegura que un Boy Scout debe formarse para realizar todo tipo de tareas como encender el fuego, cocinar, hacer construcciones, siempre con una guía en valores y disciplina. Señala que el sistema es progresivo por lo que en cada pasaje de grupo [que duran unos tres años] las actividades se van complejizando.

Recordó que en sus inicios el Movimiento era más rígido que ahora: “la interacción con los jóvenes demandaba mayor exigencia en sacar lo mejor de ellos, se aplicaba otra disciplina y por ejemplo, los varones no se mezclaban con las mujeres”, ilustró. Confiesa que lleva consigo esta formación hasta el día de hoy, y que la aplica: “ hoy si tengo que retar a alguno lo reto, y después hablo con los padres, no hay problemas”, dijo.

Su acierto lo confirma con el resultado: “algo bien debo haber hecho porque los ahora padres me saludan y cuando me los cruzo por la calle me presentan a sus gurises”, se felicitó. La integración mixta de mujeres y varones llegó tras la fusión de la Asociación Scouts del Uruguay y la Asociación Scouts Católicos del Uruguay en 1994.

(Izq.) Antigua formación de niños exploradores (arriba). Saúl Cabrera, Joselo Ayala, Oscar Ceschiat, Jorge Quintana y Mario Castro a bordo del Mihanovich rumbo a Buenos Aires en 1974. (centro). Banda de músicos (abajo). (Der.) Fogón de los 80 años en mayo pasado.

Su padre fue explorador de Don Bosco, agrupación que precedió a los Boy Scouts, y Lovisetto se congratula: “lo más maravilloso que tuve fue poder charlar y disfrutar de mi padre con el tema de los exploradores y de mi experiencia Scout”. Por supuesto fueron épocas distintas: “Antes en los desfiles les hacían marcar el paso”, y a él mismo le pasó cuando ingresó en la década de 1980, pero en su grupo dijeron: “¡No, esto no va más!”, recordó entre risas.

Es una señal de cómo ha ido evolucionando el movimiento adaptándose al contexto social y es quizás la clave de su continuidad ininterrumpida durante tantos años. Lovisetto informó que las patrullas (unidades de ocho a diez boy scouts), son ante todo un grupo de amigos, y que el ejemplo de los jefes es muy importante “porque los gurises se dan cuenta de todo e imitan”, aseguró.

También mencionó la necesidad de dejarles espacio para que se equivoquen: “a veces les damos una mano con la cocina, otras no podemos y si se quema el arroz se come igual, y esta riquísimo. Hay que incentivarlos para que no se desanimen, luego se analiza como estuvo y qué fue lo que faltó”. En relación a las comidas compartidas, dijo que hoy tienen consideración sobre las particularidades alimenticias de cada uno, y si hay alguien que necesita una comida especial se prepara sin problemas, dijo.

Como experiencia que lo marcó, recordó un viaje a Chile en 1998 para un encuentro internacional al que viajaron dos patrullas y él era jefe de una. En esa oportunidad tuvieron que trabajar mucho para ir y la gente de la ciudad los ayudo ‘pila’. Desde Uruguay salió una delegación de 350 scouts. Dice que aún conserva amigos de ese encuentro y que aunque hayan pasado 20 años sin verse, se siguen comunicando e intercambiando información.

Su último encuentro nacional fue en San Gregorio de Polanco en 2017, cuando asistieron unos 1500 scouts de todo el país. Estos espacios de intercambio y la trasmisión oral, parecen ocupar un lugar de mucha relevancia en el proceso scout. Según Lovisetto: “el mejor curso que podes hacer es cuando estas sentado al lado del fuego intercambiando experiencias”, aseguró.

Su paso al costado fue una decisión que le costó, y aclara que se conjugaron situaciones personales y la necesidad de dejar lugar a los mas jóvenes para que se fogueen. Hoy su rol es de consejero y de uno de los tantos que dan una mano cuando se necesita. El escultismo para él es un estilo de vida: “Aún hoy en mi casa me ven pasar con una mochila y se preguntan ¿cuándo venís?, y el (imaginariamente) responde: Mmmm, no sé”, finaliza sonriendo.

Las pioneras

Graciela Nusspaumer (71) fue de las primeras mujeres en participar junto con Marta Poses y Ángela Rosas en el Grupo Scout sabalero. El ingreso femenino cobró fuerza tras la creación del grupo de Lobatos, los más pequeños (siete a diez años) en 1958.

Entonces las mujeres cumplían una tarea de ‘guías’ vinculadas sobre todo al cuidado y a la educación: se les enseñaban tareas básicas, higiene y también el respeto entre ellos. Dice no haber sentido un trato desigual por ser mujer, pero aclaró que en esa época todo era diferente, ya que en los grupos participaban solo varones. Recordó haber ingresado a los Scouts a través de la parroquia local y que fue una excusa para salir de su casa y participar de actividades sociales. Luego de cuatro años comenzó a estudiar magisterio y tuvo que dejar. De todas maneras recuerda con mucho cariño esa época, de la que conserva valores y aún se siente parte de la familia Scout, aseguró.

El escultismo vino de Inglaterra

Carlos Wasilewsky (62) integrante del escultismo lacazino desde 1974 y coleccionista de artículos scouts, recordó que la historia comenzó en 1907 cuando Robert Baden Powell, general del ejército inglés, llevó a 20 jóvenes de campamento a la Isla Borwnsea con el objetivo de aplicar las ideas de supervivencia y convivencia con la naturaleza que había desarrollado durante sus campañas militares en África e India.

(Izq.) Nora Gonnet, líder de la manada de lobatos en la década de 1960. (Der.) La rama Lobato fue fundada por Baden-Powell en 1916, nueve años después de la fundación del Movimiento Scout (arriba). “Antes en los desfiles les hacían marcar el paso”, recordó el ex jefe scout, Mauricio Lovisetto. (centro). Jornada de limpieza de playas (abajo). En su promesa los lobatos se comprometen a “hacer lo mejor, cumplir la ley de la manada y hacer cada día una buena acción”.

El campamento resultó un éxito y estas prácticas se propagaron rápidamente por el Imperio Británico. En un viaje realizado al cono sur americano en 1909, las ideas de Baden Powell se asentaron en Chile y Argentina donde fue recibido con entusiasmo por las fuerzas armadas. Wasilewsky mencionó que no hay acuerdo respecto de cual de los dos países fue el primero donde se formó un grupo scout.

En 1911, durante una conferencia en el Ateneo de Montevideo, el profesor de educación física Alejandro Lamas destacó las virtudes del movimiento. Y un año mas tarde se formó el primer grupo “Vanguardias de la Patria” basado en la interpretación de las ideas del escultismo inglés. Su presidente honorario fue el entonces ministro de Instrucción Pública, Baltasar Brum. En 1914 surgió otro grupo, los “Boy Scouts Uruguayos”, con el apoyo de la masonería.

Y luego, aún en 1914, la Iglesia Católica creó “Los Exploradores Orientales”, que se diferencian de los dos primeros que tenían carácter laico. Con el crecimiento de estos últimos y el declive de las otras dos agrupaciones, se crea la Federación de Exploradores Orientales (FEO) de la que existen registros hasta 1930. Desde ese año y hasta 1947, con la autorización del obispo de Montevideo, surgen grupos independientes en todo el país. Entre ellos el más antiguo grupo N°1 de Juan Lacaze, creado el 3 de mayo de 1942.

Según relata Wasilewsky, los exploradores lacazinos surgen de la iniciativa de los curas salesianos y contaron con el auspicio económico del industrial Miguel Campomar, propietario de la fabrica textil local Campomar y Soulas. Estos exploradores tenían una impronta muy estricta, similar a la disciplina militar, a la vez que tenían una formación religiosa.

Wasilewsky recordó que en la adolescencia no se tolera tanta disciplina, y contó que al regreso de un campamento salesiano en Laguna Negra (Rocha), cuatro exploradores “volvieron con la idea revolucionaria de cambiar todo”. En 1959, ya como Boy Scouts, construyen el local que funciona como sede hasta hoy y que prácticamente no ha tenido reformas.

Como su nombre lo indica, el grupo era solo masculino hasta la década de 1980 cuando se incorpora la rama femenina. De los exploradores se mantuvo el uniforme acicalado: “en las actividades usábamos pantalón corto, medias altas con ponpón” dijo, y reflexionó: “eran otras épocas!”.

Wasilewsky recordó haber ido a la empresa textil como dirigente, a sus 18 años, a solicitar colaboración para viajes o uniformes y ser recibido por el gerente. Este apoyo se sostuvo hasta los años de 1990 cuando la fábrica aun seguía en actividad: “la empresa se beneficiaba por estas colaboraciones con una exoneración fiscal”, aclaró.

¿Qué pasa hoy?

Wasilewsky dijo que no piden colaboración a ningún organismo, y reconoció que ha habido asociaciones con dudoso comportamiento que se vieron beneficiadas por aportes estatales. Ante la adversidad, ya sean inundaciones, vientos fuertes u otras problemáticas que afectan a la comunidad, ellos han estado ‘siempre listos’ como indica su lema. “Siempre hemos tenido un perfil bajo y considero que la sociedad está en un debe con nosotros”, manifestó.

Dijo que recientemente recibieron la visita de un concejal del Municipio, que se sorprendió por las condiciones en las que trabajan y se comprometió a incluir una partida en el presupuesto del próximo año para colaborar con mejoras en el local. “Las puertas son las mismas desde el año 1959, las ventanas son fijas, en invierno los gurises pasan frio y en verano mucho calor”, remarcó.

En todos estos años ha guardado tantas fotos y objetos que la idea de un museo scout se ha tornado recurrente. La historia de los scouts de Juan Lacaze esta entrelazada con la sociedad, es un leño en el gran fogón que ha dado luz y calor a la comunidad. Conocer su historia y construir una memoria colectiva puede servir para develar los secretos que han mantenido encendido el fuego de esta ciudad a pesar de las vicisitudes.