
Homenaje a Omar Moreira a cinco años de su partida
23/08/2022Este martes 23, al cumplirse cinco años del fallecimiento del historiador y docente Omar Moreira, se descubrirá una placa a las 17:30 horas en la Plaza de los Fundadores de Nueva Helvecia, junto al ceibo que el ex presidente Tabaré Vázque le obsequió a fines de 2014 y se plantó en su memoria en 2017. Los organizadores aguardan “la más amplia y diversa participación”.
Nacido en Durazno hace casi 90 años y radicado en Nueva Helvecia desde muy joven, Omar Moreira falleció el 23 de agosto de 2017. Docente de Literatura egresado del Instituto de Profesores Artigas (IPA), ejerció en Maldonado, Soriano y Colonia, hasta que en 1973 fue destituido por la dictadura.
“Yo nunca fui electo, ni busqué cargos políticos, pero era y soy un ser político y en aquel momento no había otra opción, si no te interesa lo político, independientemente de lo electoral, la cosa va mal, todo es política, aun aquellos que dicen no serlo en una actitud de prescindencia, de indiferencia a lo que es público, también están tomando una posición”, contó al periodista Ronald Acevedo en 2014. “Me destituyeron y me dediqué a hacer artesanías con mi familia; estuve 10 años trabajando para Manos del Uruguay y para otras casas de venta de artículos artesanales y asistí durante muchos años a la Feria del Libro y el Grabado”.
En 1985, con la reapertura democrática, reingresó a Educación Secundaria y por concurso de oposición y méritos ocupó la dirección del liceo Daniel Armand Ugón. Lo hizo sin rencor. “Yo no soy religioso, no sé bien qué soy… admiro el cristianismo y me llevo muy bien con católicos y protestantes -se ve bien en Los pata de perro– pero si usted siente rencor, odio, queda prisionero de ese sentimiento negativo, no evoluciona, gasta energía y no puede liberar el pensamiento ni el sentimiento de la fraternidad que siempre dignifica”, explicó en la misma entrevista de NH Magazine. “Esta línea de conducta la tengo como persona pero también por educador, docente, vocación que aún mantengo.
Desde 1994 a 1997 fue inspector de Institutos y Liceos. Fue director de Cultura de la Intendencia de Colonia durante el período 2000-2005, e ingresó a la Academia Nacional de Letras en 2009.
Entre 2005 y 2006, junto a los también escritores colonienses Lía Schenck y Luis Carro, integró el jurado del concurso literario que convocó La Voz de la Arena para conmemorar su quinto aniversario. Presidió el Consejo Ejecutivo Honorario de Colonia del Sacramento, y en 2017 fue declarado Ciudadano Ilustre del departamento.

En materia literaria y de investigación histórica, publicó Fuego Rebelde (1969), Rosendo y sus manos (1976), La rodaja de la espuela (1981), Por tierras y tiempos de Santa Ecilda (1983), Colonia del Sacramento (1984, en coautoría con el arquitecto Miguel Angel Odriozola), la serie Crónicas del Rosario: Molino Quemado (1982) , Memorias de la Guerra Grande (1983), Colonia Suiza-Nueva Helvecia (1985), Un liceo abierto (1997), Un hombre hijo de sus obras: Juan Luis Perrou (1993), Colonia y Rosario en las gestas del Plata (1998), La espera del coronel (2008), Los pata de perro (2014), Molino Quemado (2015), y El árbol que arde (2016), entre otras.
Siempre mantuvo una fuerte conexión con las nuevas generaciones. “Creo que necesitamos nuevos protagonistas que ya están, que miren las cosas grandes, que además de hacer o mirar las cosas chicas vean el marco general holístico, una mirada total, actual a la hora del mundo y de nuestro país”, desafió en la entrevista que ya referimos.
Cuando falleció en 2017 su actividad había menguado por algunos quebrantos de salud, pero aún corregía libros para republicar y trabajaba otros textos inéditos. Había dicho que pensaba vivir hasta los 103 años. “Cuando se lo he contado a amigos, gente mayor, me dan esperanzas, pero los niños, que son los que dicen la verdad o su verdad, como Mauro el hijo de una amiga que me dijo: ‘¡Pero estás hecho bolsa, Gaucho!’. Ya ve: chiquito dilema, tengo”.
En la presentación de su libro póstumo Travesías, en 2018, Gerardo Caetano dijo que Moreira fue “un caudillo civil, un líder docente como nadie, un faro de luz para la vida”.
Nota vinculada: Tiempos de forja. La mirada de Omar Moreira tras el triunfo del Frente Amplio en 2004