
Historiador cuestiona que robo al Tiro Suizo haya sido obra de Tupamaros
16/05/2022En una serie de notas breves titulada “Nuestras pesadillas” que publica en Facebook, el historiador Jorge Chagas cuestionó recientemente que el robo de armas a la Sociedad Tiro Suizo de Nueva Helvecia en 1963, haya sido una acción del Movimiento de Liberación Nacional (MLN). “Me animo a sostener que no fue obra de los tupamaros”.
Su aseveración se basa “en la documentación histórica disponible: En 1963 no existía ninguna organización que se denominara Tupamaros. Existió una primera fase entre julio de 1963 y principios de 1965, donde los integrantes del Coordinador hicieron un aprendizaje básico sobre el uso de armas y las tareas clandestinas. Hicieron acciones: asalto a bancos, apoyo a protestas y movilizaciones obreras, atentados contra empresas o miembros de la denominada ‘oligarquía’. Pero no eran tupamaros”.
En el llamado Coordinador confluían un grupo de autodefensa del Partido Socialista -Jorge Manera, Tabaré Rivero, Héctor Amodio Pérez, Pedro Lerena, Julio Marenales y Heraclio Rodríguez Recalde-, la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el Movimiento de Apoyo al Campesino (MAC), y otros grupos menores y personalidades independientes.
“De acuerdo al historiador Fernando López D’ Alessandro su principal referente era la UTAA ‘que marcaba el tiempo y ritmo’”, escribió Chagas, jubilado bancario, licenciado en Ciencia Política, magister en Historia Política, y escritor. “La marcha cañera de 1964 generó tensiones dentro del Coordinador porque sus integrantes Julio Vique, Nelson Santana y Ataliva Castillo, con el apoyo del MAC, cometieron un asalto sin autorización del organismo y terminaron en prisión. Esta situación incierta se agravó en octubre de 1964 cuando Manera y Marenales fracasaron en asaltar un banco y cayeron presos”.
El historiador sostiene que “la forma de reafirmar la unidad, ante esa crisis interna, fue ir a la acción y se logró un asalto exitoso a una armería. El botín (las armas) desaparecieron y esto provocó el fin del Coordinador, pero la vocación de lucha armada no extinguió”.
Y completa su planteo: “En 1965, el llamado ‘Año Terrible’ (crisis bancaria, vacío de poder, rumores golpistas, dos veces Medidas Prontas de Seguridad, presiones de la dictadura brasileña) la UTAA organizó una marcha cañera que fue duramente reprimida. Como consecuencia de esta situación se convocó a una reunión en Parque del Plata. Los tupamaros estaban por nacer”.

“La realidad se parece mucho a lo que dices, pero el calificativo Tupamaros ya se manejaba en la interna del Coordinador”, respondió el ex integrante del MLN, Héctor Amodio Pérez. “Incluso algunos volantes distribuidos tras alguna de las acciones que refieres, ya llevaban la estrella de cinco puntas, pero no el nombre”. El nombre Tupamaros se adoptó formalmente en la 1ª Convención de enero de 1966.
“¿No habrá llegado la hora de devolver los golpes, de escarmentar a los aprendices de fascistas antes de que se reciban de fascistas?” escribió Sendic en El Sol en marzo de 1963.
Bautismo de fuego
Según la publicación oficial del MLN, Mate Amargo, no hay duda: “Para varios miembros del Coordinador, cansados de los debates de la izquierda tradicional que de nada servían frente a los sistemáticos ataques fascistas, el robo de armas en el Club de Tiro Suizo en Nueva Helvecia, fue el ‘bautismo de fuego’. Que además sentaría las bases de lo que luego sería el MLN-T”, rememoró en agosto de 2021.
Faltaban armas, y tras el fracaso de algunas acciones como la venta de juguetes, “era necesario, imprescindible, actuar como delincuentes comunes y hacer creer a todos que eran los amigos de lo ajeno quienes intentaban llevárselas”, contó Fernández Huidobro en 1994 en Historia de los Tupamaros.
Al fallar el robo en un juzgado, “se nos ocurrió ir a reconocer el Tiro Suizo. Nos pusimos en contacto con Raúl (Sendic) y lo invitamos a visitar el lugar. Así fue que una mañana, bien temprano, salimos en su moto con rumbo a Colonia. Y una vez visto el ‘objetivo’ nos encargaríamos de conseguir las armas, Raúl de llevarlas junto a dos compañeros nuestros”.
El robo ocurrió en la noche del 31 de julio de 1963. “Con la explosión de un neumático, la camioneta dio varias vueltas, y cayó en el campo», relató Walter Pernas en 2013 en su libro Comandante Facundo. El revolucionario Pepe Mujica. «Sendic caminó unos kilómetros hasta un almacén rural y le prestaron un teléfono para comunicarse con Paysandú. Así logró que su amigo, el odontólogo Humberto González Perla, saliera a auxiliarlo”.
Las armas transportadas por Sendic y González Perla “quedaron escondidas en el local del Partido Socialista de Paysandú. Al otro día le pidió ayuda a sus amigos sanduceros Raúl Cavillón y Ricardo Volpe, y dos días más tarde, en las inmediaciones del paso (sic) de la Bolsa, sobre el arroyo Negro, enterraron, envueltos en nailon, diez fusiles con cerrojos y municiones”.
En 2013, en su autobiografía, Héctor Amodio Pérez evaluó que el operativo, “a pesar de nuestra comprensible inseguridad, en líneas generales resultó exitoso; no obstante, un accidente protagonizado por uno de los automóviles que participaran en la acción, proporcionaría nuestra primera pista a la Policía, que meses después ya comenzaría a hablar de un ‘grupo subversivo’ y daría orden de captura contra Raúl Sendic”.