
Del Prado, más que un hotel un monumento
24/02/2022Se declaró este miércoles 23 de febrero al Hotel del Prado de Nueva Helvecia como Monumento Histórico Nacional. Aquí un repaso por su historia y sus valores: un hotel construido sobre una cervecería que fue inspeccionado por los militares en dictadura por presuntas reuniones clandestinas.
Mathias Medero
Entre 1905 y 1915 Nueva Helvecia fue lugar de un gran movimiento migratorio que significó el comienzo del turismo rural. El Hotel Suizo se había fundado en 1872, pero años más tarde también se construyeron el Hotel del Prado en 1898, el Hotel Central en 1904 y el Hotel Nirvana en 1943.
En 1862, en el terreno en que actualmente está erguido el Hotel del Prado, se construyó la Cervecería Suiza Nueva Helvecia, obra de Julio de Chapala. Con el objetivo de saciar las demandas de los colonos, Rodolfo Volker inició allí una fábrica de cerveza artesanal, la primera del interior cuya producción llegaba a otras zonas del país.
Una década después, Alberto Reisch compró la cervecería y construyó sobre ella el Hotel del Prado, que fue inaugurado en 1899 para atender a turistas que buscaban disfrutar la pradera, la comida del lugar y paseos a caballo por campaña, en un ámbito familiar y natural.
Alejandro Guerra (52) trabaja en el Hotel del Prado desde sus 18 años. Su hermano Fernando es el gerente, sucesor de su padre, Dante Guerra, que inauguró la etapa que va de 1970 hasta la actualidad. “Desde su fundación hasta 1958 el hotel fue propiedad de Alberto Reisch, y de 1958 a 1970 fue un seminario del Colegio ‘Redentoristas’ de la Iglesia Católica”, reseñó Guerra. “En 1970 lo compró papá, y es propiedad de la familia hasta hoy”.
A lo largo de la historia el hotel ha recibido a personajes emblemáticos como el ex presidente de Uruguay, Luis Batlle Berres, y la familia Mihanovich desde Argentina. Ya en la era de la familia Guerra pasó el sobreviviente de la tragedia de los Andes, Rafael Echevarne, los expresidentes Jorge Batlle, Luis Alberto Lacalle, y Tabaré Vázquez; también formó parte de actividades en el hotel el economista, político y escritor Enrique Iglesias. Además, fue sede de concentraciones de clubes deportivos como Peñarol, River y Rentistas, entre otros.
Antiguamente el hotel contaba con una pista de aterrizaje para avionetas. En junio de 1920 ocurrió un accidente con una avioneta que se estrelló y resultó en el fallecimiento de tres personas. Se trataba de una tripulación argentina que viajaba para descansar, y el nombre del piloto era Daven Port.
En el inicio el hotel contaba con 20 hectáreas que alojaban diferentes canchas de tenis, bochas, y otras zonas de recreación. Desafortunadamente en la época del Colegio Redentorista se fueron vendiendo parcelas de terreno ya que no necesitaban de todo. Actualmente el hotel ocupa un área de 7 hectáreas.
El Hotel del Prado ha sido sede de diferentes tipos de encuentros, tanto religiosos, políticos como sociales y culturales. Durante los primeros meses de la dictadura su sótano se inspeccionó con frecuencia porque los militares pensaban que allí habían armas escondidas, y también que podía ser lugar de reuniones clandestinas de movimientos guerrilleros.
“Cada tanto venían y revisaban el sótano, lo que hoy es la cervecería”, recordó Alejandro Guerra. “Después, entre 1975 y 1976, se quiso hacer en el sótano una discoteca, en lo que hoy es el museo, ‘Lagar del Virrey’, pero antes de inaugurarse fue clausurada por la policía porque decían que era para encuentros clandestinos. De esa época solo quedó el cartel”.
Una seña de identidad
El área del hotel abarca una piscina, parrillero, un parque de diversiones para niños, un parque natural para caminar y una cancha de voleibol. Además cuenta con un amplio pasillo corredor y un garaje donde antiguamente era la caballeriza, con capacidad para alojar unos diez vehículos.

El hotel cuenta actualmente con 45 habitaciones. La reducción respecto de las 70 originales obedece a la incorporación de baños privados en la era moderna. Tiene capacidad para alojar entre 60 y 70 personas y está clasificado con tres estrellas.
Según una reseña institucional, el edificio original “cuenta con un volumen principal de dos plantas y construcciones secundarias de un solo nivel destinada a habitaciones y lugares de servicio. La volumetría general de singular austeridad ornamental, daba respuesta a los requerimientos de los huéspedes”.
En planta baja, “recorre toda la fachada una galería de techo de chapa, con cielorraso, pilares y ornamentos de madera que la convertían en un lugar de descanso al aire libre. En la planta alta las habitaciones se vuelcan hacia una galería corrida que se manifiesta en la fachada como un gran balcón de baranda de madera”, describe. Se trata de un edificio que “es una seña de identidad para la ciudad y para la zona. Su valor patrimonial y el vínculo con la comunidad hacen que merezca ser considerado como Monumento Histórico Nacional”.
En la declaración oficial de este miércoles participaron, además de los anfitriones, el Intendente de Colonia, Carlos Moreira, el director de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, William Rey Ashfield, y el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira.
El respaldo de la comunidad
“Es un orgullo estar vivo para vivir este momento, por la familia, por toda la zona de Colonia Suiza, y un orgullo contar con el apoyo de la comunidad”, dijo Guerra. “No solo por la familia sino también a todos los funcionarios; es un privilegio realmente y es de destacar la tarea del personal que se ha desempeñado durante todos estos años”.
Actualmente trabajan unas 12 personas. Si bien el impacto de la pandemia se hizo sentir, el hotel nunca cerró y continúa en funcionamiento, ahora con presencia de huéspedes en aumento.
En la ceremonia el director de Patrimonio de la Nación, William Rey, destacó a la población de inmigrantes europeos de la región que “con su pujanza construye y gestiona edificaciones que hoy son patrimonio de todos los uruguayos”. También exhortó a la comunidad a continuar conservando este lugar, “orgullo nacional”.
Por su parte, el Intendente de Colonia manifestó su emoción como “hijo de la Colonia Suiza”, y destacó la cantidad de valores patrimoniales que tiene el departamento de Colonia. Asimismo, señaló el cariño que siente por toda la zona donde se encuentra el hotel ya que su familia forma parte de la comunidad.
Por último, el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, dijo que como parte de su objetivo de descentralización, el gobierno tiene como prioridad “reconocer los logros, historias y familias del interior del país” como en este caso a la familia Guerra. También comentó que para que algo sea monumento histórico, el edificio debe contar con ese valor y además que haya una comunidad atrás que lo tome como propio, lo cuide y lo conserve. El acto protocolar culminó con el descubrimiento de la placa que señala la declaración de patrimonio por parte del Ministerio de Educación y Cultura, y culminó con la actuación del Grupo de Acordeones de Nueva Helvecia. También asistieron los tres diputados por el departamento, Mario Colman (PN), Nibia Reisch (PC) y Nicolás Viera (FA), así como integrantes de la comisión de patrimonio departamental, la alcaldesa interina de Nueva Helvecia, Mónica Wibmer, y otras autoridades.
Felicito a sus propietarios, la familia Guerra, amigos desde hace tanto tiempo, donde supe disfrutar del hotel, el comedor con abundante y buena comida, sus atentos empleados y por supuesto la amistad de Dante con cuya familia compartimos el mismo apellido sin ser familiares. Tantos recuerdos de otros tiempos que desearía poder repetir cuando sea posible. Un abrazo grande a Alejandro y Fernando.