
Incendios recientes ponen en la mira modelo forestal en Colonia
27/01/2022Tres organizaciones medioambientales del departamento se mostraron en contra de seguir extendiendo la plantación de eucaliptus en Colonia.
Mathias Medero
Los incendios ocurridos en la zona este del país y en el litoral con 37.000 hectáreas quemadas, incluidas grandes plantaciones de eucaliptus, despertaron una nueva polémica en el departamento. Desde hace al menos dos años los productores pretenden extender por vía de la excepción el área forestal en sus predios para arrendarlos y han cursado pedidos ante la Junta Departamental.
“Nosotros reflotamos nuestra mirada crítica porque entendemos que extender la forestación en Colonia por vía de la excepción, es una práctica que excede las normativas de la propia Intendencia”, dijo Igor Alexandro, integrante de EcoAsamblea Colonia. “Tenemos una normativa a nivel departamental que prioriza los sistemas productivos preexistentes, y eso se está ignorando”.
El activista indicó que en el departamento de Colonia alrededor del 80% de la forestación está fuera de los territorios de prioridad forestal, de modo que apenas el 20% estaría dentro de la normativa nacional. Según entiende lo ocurrido con los incendios es sumamente grave y puso en evidencia muchas de las cosas que se han venido disimulando desde hace tiempo.
“El lobby político que ha permitido al modelo forestal y celulósico firmar contratos leoninos con el país -hablo de nuestros representantes en el parlamento-, es una muestra clara de cuáles son las condiciones en que nos relacionamos con esta modalidad productiva”. Los incendios de fines de diciembre revelaron “un montón de inconsistencias, imprevisiones, negligencia, ausencia de cooperación incluso durante la propia crisis, falta de recursos. Hay un sinfín de aspectos técnicos que hablan de la amenaza que significa la masa forestal para los incendios”.
Para Alexandro, los incendios ponen sobre el tapete algo que EcoAsamblea Colonia y muchas personas del departamento vienen sosteniendo desde hace tiempo.
“Se quemó gran espacio de forestación, pero también se quemó monte nativo, se quemó pradera, se quemó ganado, se afectó gravemente a todo el sistema productivo”, señaló. Además, “se evidenció la ausencia de fuentes de agua para combatir el fuego, de recursos por parte de los bomberos, de previsiones, de protección de las poblaciones cercanas. Esto nos da una dimensión muy diferente de lo que se nos cuenta del modelo forestal. Porque mediante discursos nos ofrecen espejitos de colores muy bien presentados”.
En 2019 integrantes de EcoAsamblea fueron citados a la Junta Departamental por parte de la bancada del Frente Amplio para exponer sus puntos de vista. “Con el respaldo de un equipo técnico elaboramos un estudio para que fuera presentado ante la Junta Departamental. Primero se hizo una audiencia en la que participaron los productores y representantes de Montes del Plata, que al final fueron los únicos escuchados porque después de las elecciones y la pandemia, la Junta dejó de sesionar y EcoAsamblea no fue nuevamente citada, simplemente fue ignorada”, criticó Alexandro.
En octubre de 2021 la organización fue citada por la Comisión de Higiene y Medio Ambiente para presentar dicho estudio. “Nos encontramos con una decisión tomada, donde escuchar nuestros argumentos era casi una formalidad: puedo decir cabalmente que fuimos ignorados por completo, y que por mucha solidez que tuviera lo que estábamos diciendo, nos encontramos con ediles que ni siquiera conocen la normativa”, lamentó el dirigente.
Un sector que no ve con buenos ojos el avance del modelo forestal es el lechero, aunque también hay otros afectados por las complicaciones en el arrendamiento de tierras. “Con todas estas imprevisiones detectadas en los incendios, imaginemos la cuenca lechera de Colonia, la cantidad enorme de pequeños establecimientos que podrían potencialmente verse rodeados de extensiones por la vía de excepción”.
El activista dijo que este mecanismo es el modo “más caótico, menos controlado y menos planificado de extensión de la forestación”, porque se hace a través de predios particulares donde se prioriza el derecho legítimo de cualquier productor a llevar adelante el modelo productivo que le parezca.
Alexandro alertó sobre medios “que no nos permiten expresar esta mirada crítica, porque tienen en Montes del Plata un auspiciante muy importante”, y dijo que EcoAsamblea Colonia pretende convocar a la población a una audiencia pública junto a las autoridades, referentes sociales, productores y afectados. “Esa es nuestra intención, hablar franca y claramente de todos los detalles que involucran los peligros que trae la forestación descontrolada”.
Excepciones cada vez más frecuentes
Durante sus cuatro años de vida la Asociación Civil Amigos del Bosque se ha enfocado en el cuidado del bosque nativo, la tala y corte de árboles y de la depredación en los balnearios de Santa Ana y Artilleros. “Vamos a reunirnos con EcoAsamblea para intercambiar opiniones sobre el monocultivo en el departamento de Colonia y las excepciones aprobadas por la junta departamental dado que son cada vez más frecuentes”, adelantó a LVA su presidente, Ricardo Aranda.
“Quien defiende al bosque, quien entienda la biodiversidad y la importancia de la preservación de los montes naturales y los montes costeros, entenderá que la implantación de monocultivo es todo lo contrario porque va contra lo que hay en un bosque que es vida, que son pájaros, que es reciclamiento de todos los productos que genera”, señaló.
Por su parte, el presidente del Grupo de Defensa del Medio Ambiente de Valdense (DEMAVAL), Diego Dotti, dijo que el colectivo analiza el tema con preocupación. “Lo veíamos como algo que estaba lejos, pero con el tiempo el negocio fue creciendo, empezaron a aparecer más plantas de celulosa, y se empezó a acercar, sobre todo cuando se hizo la planta en Conchillas: ahí el problema nos cayó encima”.
Más allá de la normativa que se aprobó en la Junta Departamental en 2013 respecto a la plantación de eucaliptos en zonas de prioridad forestal, en la práctica estos límites se han excedido. Dotti dijo que las plantaciones de eucaliptos conllevan una gran inversión y la cosecha demanda varios años, por lo tanto el productor agropecuario no es muy afecto a plantar eucaliptos.
“Los que están afectando el territorio con grandes plantaciones son los fondos de inversión, de distintas profesiones, que hacen distintos tipos de negocios. Pueden ser inversiones comerciales o industriales, y una puede ser comprar campos en Uruguay: comprar miles de hectáreas para soltar ganado, aunque últimamente lo que se está haciendo es plantar árboles”, indicó.
Estos fondos de inversión pueden esperar diez años hasta que se cosechen los árboles. “Naturalmente son personas que no viven en el campo, generalmente profesionales que viven en las grandes ciudades y no les importa dónde se planten eucaliptus, mientras dé plata. Entonces lo especulativo tiene más fuerza a veces que lo ambiental”.
Dotti indicó que cuando se planta cualquier monocultivo en grandes extensiones de cualquier cereal o árbol, se rompe el equilibrio de la biodiversidad local y empiezan a aparecer problemas, agravados porque en el caso de los montes de eucaliptus se suma la aplicación previa de agroquímicos. “Eso acaba con toda la fauna nativa que había en esa zona”.
Los árboles también requieren agua. “Si bien en Uruguay tenemos un régimen de lluvia que teóricamente alcanzaría para los cultivos de árboles, unos 1200 centímetros cúbicos por año, al tratarse de grandes cantidades de árboles en grandes extensiones, el requerimiento de agua es mucho mayor y la toman de las napas subterráneas, agotando los pequeños cursos y luego lógicamente el agua subterránea”.
Esto también afecta a las poblaciones o habitantes de la zona, que suelen sufrir escasez en sus pozos o directamente se secan pasando a depender del suministro que le hagan las intendencias. “La plantación de eucaliptus o de cualquier árbol de monocultivo genera un impacto en el ambiente cada vez más notorio, que se suma a los problemas de cambio climático que estamos teniendo”. DEMAVAL ve con preocupación los últimos incendios: “comprendemos que se necesitan ciertos recursos para mejorar la vida de los humanos, como el papel y todo lo que se produce por la celulosa, pero el costo que tenemos en el territorio siempre va a ser alto y complicado, sobre todo aquello que hagamos y que deteriore la biodiversidad en la que vivimos”.