
De Juan Lacaze a Brasilia. Hugo Rodas, profeta de dos tierras
21/01/2022Desde que se apagaron las proyecciones en las salas Libertad y “San Juan Bosco”, y en los clubes Vida Nueva y Cyssa, Juan Lacaze se convirtió en una ciudad sin cine. Sin embargo, la cineasta Catarina Accioly acaba de completar allí un documental sobre la trayectoria de un lacazino famoso en Brasil.
Luis Udaquiola
La película trata sobre el director teatral Hugo Rodas Giusto, nacido en Juan Lacaze en 1939 y radicado en Brasilia en 1975. “Es uno de los directores más reconocidos de su época, identificado por la irreverencia, la versatilidad y la creatividad que guían la pluralidad de lenguajes que caracteriza su obra”, informa la Enciclopedia Itaú Cultural. “Es el encargado, en la capital federal, de reformular conceptos estéticos que van más allá de los límites establecidos por el conservadurismo, siendo pionero en incorporar la danza que habla y el teatro que se expresa con movimientos danzantes”.
El documental se llama Ruedas de gigante y a mediados de enero recogió imágenes y testimonios en Montevideo y en Juan Lacaze. En la capital el equipo filmó en el teatro Solís, en la chacra de un pariente de Rodas, en su antigua casa de la Ciudad Vieja, y en la puerta del Teatro Circular “donde todo comenzó, aunque ahora está totalmente diferente”.
En su ciudad natal “fue muy divertido: estuve en el puerto, en la rambla, y recordé cuando acompañaba a mi padre a pescar en la escollera y con ocho o nueve años fantaseaba acerca de mi futuro, porque a esa edad ya sabía que no iba a vivir allí”, rememoró. “Lo increíble es que con el tiempo me radicaría en un lugar, Brasilia, donde la influencia de don Bosco y su obra también es muy importante”.
En Juan Lacaze grabaron en la casa donde nació en el barrio Charrúa, en la del barrio Jardín donde ahora vive una sobrina, y en el cementerio, donde descansan sus padres y ahora parece “mexicano” por la “enorme cantidad de flores de plástico coloridas”.
Criado como el hijo único que fue, Rodas tomó contacto con el arte desde temprano a través de clases particulares de piano, dibujo, pintura e idiomas. Cursó el primer año de bachillerato en Valdense y para el segundo se fue a Montevideo. Había optado por la orientación “medicina”, pero se cambió a odontología y de hecho se recibió de protésico dental.
Durante un retorno a Juan Lacaze llegó a trabajar un año con el dentista y docente Ricardo Voelker, que también dirigía el grupo de Teatro Experimental, pero no fue con él que descubrió el teatro: “A los 18 años ingresé a la escuela del Teatro Circular en Montevideo”. Por entonces también conoció a la bailarina, coreógrafa, y directora Graciela Figueroa y llegó a integrarse a su compañía. En 1975, el grupo actuó en el Festival de Invierno de Ouro Preto, y Brasil cautivó al lacazino para siempre.

Antes, Rodas vivió en Chile casi todo el período de la presidencia de Salvador Allende de 1970 a 1973. “Fue un tiempo de aprendizaje, de sufrir, de coraje, de amistad, muchos valores que fueron apareciendo”. Y también de contradicciones: “Recuerdo que se entregaban apartamentos enormes a personas que no tenían donde vivir, pero como tampoco tenían trabajo ni comida, al tiempo comenzaban a vender los sanitarios, puertas y ventanas”. Allende fue derrocado por un golpe de Estado el 11 de setiembre de 1973.
A Brasil por amor
“Cuando miré la ciudad por la ventanilla del avión pensé: ‘¡Eso es!’!, relató Rodas en el año 2000 sobre su llegada a Brasilia en 1975. “El motivo que lo alejó de su tierra lo pone melancólico”, escribió la periodista Juliana Monteiro: “Vine a Brasil por amor. Para alejarme de una persona que amaba”.
A lo largo de casi 50 años, Rodas se hizo famoso por su capacidad de equilibrar y armonizar diversas manifestaciones artísticas. “Un ejemplo de su multiplicidad es La Casa de Bernarda Alba, obra en la que además de dirigir, también realiza la coreografía, la iluminación, el vestuario y la escenografía, perpetuándola como una de las obras más importantes de la danza-teatro”, describe la Enciclopedia Itaú Cultural.
Muchas de sus obras son referencias, como Romeo y Julieta (1987), La Dama de las Camelias (1989), y El ojo de la cerradura (1994), un espectáculo inspirado en obras de Nelson Rodrigues, dramaturgo considerado el ángel pornográfico de Brasil.
En aquel montaje, Rodas logró reunir en la Universidad de Brasilia (UnB) cerca de 200 personas entre artistas, estudiantes como la directora del documental, Catarina Accioly que entonces tenía 19 años, y alumnos de cursos de la tercera edad del Servicio Social del Comercio (Sesc). Al principio la idea del documental focalizaba en el vínculo alumna-docente, “su fuerza como maestro, como amigo y como persona que me inspira dada su forma de conducirse en la vida”, explicó Accioly que ahora tiene 48 años.
Luego llegó Las Sillas de Eugène Ionesco, “donde tuve oportunidad de viajar con él y conocerlo más profundamente. Cuando la temporada terminó en 1998, me invitó para viajar juntos a Juan Lacaze”.

Conocer la ciudad coloniense “fue muy fuerte”, porque le permitió “entender de dónde Hugo había salido y el porqué de todo: la manera de conducir el teatro como lo que somos: operarios del arte”. Varios años después Accioly viajó a Cuba para estudiar cine en la escuela de San Antonio de los Baños. Rodas siempre la acompañó, en este caso a distancia, porque además de ser “un director increíble es un padre y como tal te reprende y te cuestiona”.
Un ser musical
En 2018 Accioly le propuso comenzar a filmar y el documental ya reúne varios registros: la celebración de su 79° cumpleaños y varios espectáculos simultáneos del periodo. La propuesta fue presentada en varias plataformas y festivales como el Florianópolis Audiovisual Mercosur (FAM), y en Colombia donde obtuvo un premio.
“Es un ser musical: su vida es música y danza”, recuerda Accioly, de modo que ahora comienzan las tareas de montaje, incluyendo la edición de sonido con las correspondientes licencias de autor. La idea es “dejarlo pronto antes de fin de año”.
Rodas ahora tiene 82 años y permanecer sentado tantas horas durante la pandemia le afectó el nervio ciático. “Clases por computadora, ensayos por computadora, presentaciones por computadora: una porquería”, resume. Como “lo nuevo siempre me entusiasma, al principio no me parecía mal, pero es tan ajeno y distante, diría que casi sin amor, que me cansó”.
No es optimista respecto del fin de la pandemia: “Se va a transformar en una nueva gripe: tenés que darte una vacuna anual y chau”. Además del nervio ciático que lo obliga a usar bastón, padece un cáncer que requiere sesiones de radioterapia. “Empezó en el colon y ahora está en el hígado”.
Cuando era joven “pensaba que si tenía cáncer me suicidaría, pero la medicina avanzó y el mío nunca dolió. Ni la quimio, nada. Es muy extraño. Si vivís con miedo las cosas se agravan”. Rodas atribuye su fortaleza a los seis años que su madre lo amamantó.
Si bien considera que el arte retornará lentamente, cree que el comportamiento de las personas en general no favorece. “Por ejemplo: Uruguay estaba en cero y ahora tiene más de 10 mil casos diarios.

¿El retiro? “No es un asunto que combine conmigo: este año reanudo un proyecto universitario de técnicas experimentales de artes escénicas en la UnB, y otros siete ya aprobados, cinco con A Macaca, mi agrupación actual creada en el 2000”.
Educación, palabra olvidada
Tampoco es optimista respecto del Brasil. “Lo veo mal como veo el mundo entero. La derecha es tan respetable como la izquierda, pero lo que surgió en la pandemia es el fascismo, la ultraderecha”. Rodas la vincula “con la ignorancia, una cosa que no se puede soportar: Ver millonarios defendiendo que la tierra es plana te da un ataque”. La única solución “es la educación, una palabra olvidada”.
También reflexionó sobre la influencia en la política brasileña de la iglesia evangélica más conservadora. “Los cines y los teatros se convirtieron en templos, y en Brasil sentimos vergüenza de lo que está pasando: la falta de justicia, la corrupción comprobada”.
Rodas siempre dice que es una persona “educada en Uruguay y realizada en Brasil”. Entre sus muchos premios se destacan los trofeos del Servicio Nacional de Teatro (1977) al mejor espectáculo infantil por Os Saltimbancos, y el Premio Shell (1997) por la dirección de Doroteia, junto a Adriano y Fernando Guimarães.
También es Comendador y funcionario de la Orden del Mérito Cultural de Brasilia (1991 y 1992), así como Ciudadano de Honor de Brasilia (2000). Además, recibió los títulos de Notório Sabre en Artes Escénicas (1998) y de Profesor Emérito en 2014, ambos de la UnB donde actúa como profesor-investigador. “Con lo loco que soy me han conferido todos esos honores ¡es un absurdo!»
En este viaje se quedó con ganas de visitar al escenógrafo Osvaldo Reyno, para conocer la vieja Farmacia Solís, un pequeño café teatro en el barrio montevideano de Bella Vista. Rodas no guarda nostalgias ni de Uruguay ni de su ciudad natal porque viaja todos los años. “Volver a casa y ver la magnolia que tiene mi misma edad, me hace bien, pero no siento ninguna añoranza del pasado”.
Y ahora menos, que Juan Lacaze perdió sus principales industrias, tejidos y papel, y se ha convertido en una ciudad dormitorio: “quizás sea espejo de un progreso que nos va matando y le va negando el trabajo a la gente”.
¿Cuando estuvo Hugo en nuestra ciudad? Fuimos vecinos de cuadra hasta que se fué y recuerdo con mucho cariño a sus padres, Don Rosauro Rodas y su tan amable y simpática esposa. Recuerdo haberlo visto a Hugo por última vez, en una Navidad que vino a Juan Lacaze, cuando sus padres aún vivían, nunca más lo vi, es una pena.
Hola Nora! Gracias por escribir.
Hugo Rodas estuvo en Uruguay hasta el viernes 14 de enero, y en Juan Lacaze solo el viernes 7.
La buena noticia es que, salvo ahora por la pandemia, viaja todos los fines de año así que en diciembre deberás estar atenta.
También podemos hacerle llegar tu casilla de correo para que se comuniquen.
Entrañable amigo en nuestra lejana adolescencia. Como me gustaría darle un gran abrazo.
Hay que estar atento en diciembre, Hugo: dijo en la entrevista que salvo en los últimos tiempos por la pandemia, viaja a Uruguay todos los fines de año.
Hola Luis. Conocí a Hugo cuando aún éramos unos niños; vecino de mis tíos López-Quintana y de mi amiga Mariel; compartimos baile en «cumples de 15» de los de antes. Lo recuerdo con mucho cariño y me gustaría darle un abrazo cuando vuelva. Te dejo mis datos. Gracias por todo este valioso informe. Hasta pronto